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Volvamos a vivir con valores

Lo que nos hace avanzar en la vida son dos razones: escapar de lo que nos desagrada, o buscar activamente lo que deseamos. En otras palabras, escapar del dolor o buscar el placer.

El primer camino pasa por poner nuestra atención constantemente en aquello que no nos gusta, en lo que no deseamos en nuestra vida, y ya sabemos que aquello en lo que ponemos nuestra atención es lo que vamos a encontrar una y otra vez delante de nosotros.

Quien actúa siguiendo este camino reacciona ante las circunstancias, sin iniciativa propia, basando sus decisiones en “lo que toca”, convirtiéndose en una marioneta de quien es capaz de “crear” circunstancias en su vida.

Un ejemplo extremo de este modo de actuar son las personas maltratadas por su pareja, habitualmente incapaces de hacerse conscientes del maltrato que reciben, llegando incluso a sentirse culpables por el modo en el que son tratadas. Su comportamiento y sus reacciones buscan adaptarse en cada momento al estado de ánimo de su pareja, viviendo de un modo totalmente reactivo.

Debemos tener claro que quien no se ama y se respeta a sí mismo, vive una realidad carente de amor y respeto por parte de los demás; y que el miedo y el chantaje son la gasolina que impulsa a estas personas para moverse, por supuesto, sin ningún tipo de principios y valores que sustenten su vida.

Una mirada con cierta perspectiva permite incluso observar cómo los valores que muchas de estas personas tenían, quedaron enterrados en el subsuelo de su alma, pasando a pisotear todo aquello en lo que anteriormente habían creído y defendido.

Desgraciadamente, en los tiempos que corren, la gran mayoría de la población ha elegido, consciente o inconscientemente, vivir de este modo, tomando sus decisiones por miedo o chantaje; o incluso peor, asumiendo el rol de víctima, lo que nos automutila para poder cambiar la experiencia que vivimos.

Afortunadamente existe otro camino posible, tener claro lo que quieres y avanzar con determinación para lograrlo, sin caer en miedos, chantajes o manipulaciones.

Este camino requiere mirar hacia dentro en lugar de hacerlo únicamente hacia fuera, requiere conectar con una motivación e intereses profundos, requiere asumir la responsabilidad de nuestra propia vida, requiere confiar y trabajar activamente para crear la realidad que deseamos, requiere actuar en coherencia con los valores que hayamos decidido tener, y requiere amarnos y respetarnos a nosotros mismos.

La aceptación y el respeto al prójimo, la tolerancia, el esfuerzo, la libertad, la justicia, la familia y muchos otros valores deben ser el carburante que nos impulse. La pérdida de esos valores, sin lugar a duda nos detendrá en seco, y nos llevará a engrosar el primer grupo.

La pregunta es obvia, ¿de qué grupo prefieres formar parte, de los que escapan del látigo, o de los que corren libres por la vida?

No sé tú, pero yo no tengo ninguna duda. Vivir como esclavo no entra en mis planes.

 

Ricardo Eiriz
Creador de Método INTEGRA
Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO